Un proyecto singular que destaque la vivienda de alta gama como máxima expresión de diseño, calidad y ubicación tratando de unificar arquitectura, paisajismo e interiorismo. En busca de un nuevo modelo arquitectónico dentro del segmento de la alta gama, empresarios del llamado triángulo de oro que conforman Marbella, Estepona y Benahavís, han puesto en marcha un concurso internacional para que arquitectos de cualquier rincón del mundo presenten su particular visión de cómo debe ser el nuevo modelo de villa de lujo para la zona.

El criterio de cuatro reconocidas figuras de la arquitectura y la ingeniería del paisaje dentro y fuera de España será el que a mediados del próximo mes de junio designe el proyecto ganador. Teresa Sapey, Rafael de la Hoz, Fernando Caruncho y Salvador Moreno Peralta tendrán la difícil tarea de la selección final. Las impresiones que algunos de ellos dejaron ayer durante la presentación de la convocatoria de DOM3 Prize en Madrid dan idea no solo del objetivo de la iniciativa sino también de la visión que los expertos reunidos en torno al certamen, que cuenta con el patrocinio de la exclusiva urbanización La Zagaleta, comparten acerca de por dónde debe ir el futuro del modelo urbanístico y arquitectónico en Marbella. «Marbella ha sabido resistir hasta al caballo de Atila», explicó ayer el arquitecto malagueño Salvador Moreno Peralta. «Es una de las pocas ciudades que ha sobrevivido a ese urbanismo salvaje que ha destrozado muchos lugares. Por eso, para que siga manteniendo su belleza y su espíritu, es necesario que se construya calidad, porque la calidad llama a la calidad. Y ha sido la residencia de alta gama el ancla que ha hecho resistir a la ciudad en los tiempos de crisis».

Los expertos confían en que el proyecto ganador del este I Concurso Internacional de Arquitectura, que recibirá 40.000 euros en efectivo como honorarios y la ejecución del proyecto en una parcela de más de 9.000 metros cuadrados en La Zagaleta, marque la pauta de un nuevo modelo arquitectónico mediterráneo. El paisajista Fernando Caruncho apostó por una arquitectura que se identifique con el lugar en el que se construye e integrada con su paisaje y memoria.