La exjugadora de baloncesto Amaya Valdemoro (Alcobendas, 43 años) cuenta que, cuando era pequeña, “no tenía modelos ni ídolos femeninos a los que seguir”. “Los superhéroes y todos los personajes que veía en la tele eran hombres, las únicas mujeres que encontraba eran princesas”, lamenta. Tampoco tuvo ningún referente femenino en el mundo del deporte hasta que el baloncesto se transformó en su profesión, con 13 años. Por eso, desde antes de retirarse de la alta competición, a punto de cumplir 37 años, empezó a pensar en escribir un relato infantil en el que plasmar su carácter competitivo y donde otras niñas se pudieran ver reflejadas. Su estreno en la literatura infantil, Los Trugos. El enigma del Trece (Loqueleo), que salió a la venta en septiembre, lo protagoniza una Amaya Valdemoro de 12 años y su grupo de amigos, los Trugos. Para conseguir que su colegio, el Principe de Asturias, de Alcobendas, tenga un equipo de baloncesto y compita en la liga con el resto de centros, van a tener que reclutar a siete personas y ganar al equipo de un colegio rival.

Valdemoro hace hincapié en que, aunque la historia central es ficción, lo que le ocurre a la Amaya de 12 años está basado en los recuerdos de su juventud. “La gente que me conoce y está leyendo el libro me reconoce en la protagonista. Hay más de verdad que de mentira en este libro”, resume. También el resto de los personajes están inspirados en los amigos del colegio de la exjugadora y en la gente que se ha ido encontrando en su vida profesional. Incluso ha querido incluir a su actual mascota, un pequeño perro negro de nueve kilos que su padre le regaló cuando se retiró del baloncesto y que se llama Trece por el número del dorsal con el que siempre ha jugado. En la ficción, los padres de Amaya le regalan a Trece cuando supera la púrpura, una enfermedad rara que tuvo antes de cumplir un año. Algo con lo que también lidió la exbaloncestista en la vida real.